Por Sol Vilar García, responsable de mundonatural Valencia
Todos hemos sentido alguna vez la sensación incomoda que nos produce la acumulación de mucosidad en nuestras vías respiratorias. En muchos casos no sabemos la causa de esta formación, aunque conociendo la función del moco podemos hacer que este se reduzca e incluso desaparezca sin recurrir a fármacos mucolÍticos que en ocasiones no solucionan el problema y que además tienen una larga lista de efectos secundarios asociados.
La función principal del moco es proteger la mucosa traqueo bronquial frente a agresiones físicas, químicas o biológicas, por tanto cumple una función muy importante en nuestro organismo, por lo que carecer completamente de él también puede acarrear un problema de salud.
El problema viene cuando la cantidad de este moco adherido a la mucosa comienza a incrementar su volumen de manera desmesurada y alterando su viscoelasticidad, condicionando la capacidad de los cilios para transportarlo y excretarlo hasta el punto de que puede llegar a taponar las vías respiratorias y, por tanto, el aporte de oxígeno a nuestro torrente sanguíneo.
Hay factores como la acidez o la inflamación de nuestro organismo que incrementan la viscosidad y cantidad del moco, por lo que es muy importante mantener un entorno poco ácido y evitar la inflamación para facilitar la fluidez y excreción del moco.
Con tiempo frío, los cilios que se encargan de barrer el moco de las fosas nasales hacia la parte posterior de la garganta se paralizan provocando la acumulación de este. Por esta razón los vahos con agua caliente facilitan la expectoración, ya que activan el movimiento de estos.
Normalmente el moco es claro y acuoso, lo que sirve para filtrar agentes tóxicos del aire durante la respiración. Durante las infecciones por agentes patógenos, el moco adquiere un color amarillento y un olor y sabor desagradables.
En el sistema digestivo, el moco actúa como lubricante para elementos que deben deslizarse hacia el estómago, como por ejemplo la comida que pasa por el esófago. Una capa de moco a lo largo de estas paredes es esencial para proteger las células que lo recubren del ambiente ácido de su interior, pero el exceso de este también podría dificultar las digestiones y albergar algún estado patológico del sistema digestivo.
Es importante visitar a los especialistas en salud cuando el moco se encuentra en unas condiciones extrañas de viscosidad, color y olor durante un tiempo sostenido y averiguar el origen de este y la causa que puede estar originándolo.
Algunos de los consejos que podemos seguir para disminuir el moco o evitarlo son:
- Manteniendo una alimentación saludable, con productos frescos no refinados y ricos en antioxidantes.
- Aportar grandes dosis de agua.
- Eliminar el tabaco o alcohol y agentes químicos irritantes de las mucosas.
- Realizando ejercicios posturales respiratorios.
- Mantener las fosas nasales limpias con suero fisiológico o agua de mar.
- No experimentar cambios drásticos de temperatura continuos y reactivar la funcionalidad de los cilios con vahos.
- Estimular la eliminación de la acumulación de mucosas con complementos alimenticios como Mucosin de mundonatural a base de extractos naturales que no son irritantes de las mucosas y que facilitan la secreción. Es decir, que ayudan a los cilios que se encuentran a lo largo del tracto respiratorio a transportar la flema desde los pulmones y acelerando así el proceso de curación.